«Después de la tormenta, siempre sale el sol.» Y en Parqueluz, esta frase ha cobrado un significado especial.

 

Nuestra residencia, se vio duramente afectada por la DANA. Las inundaciones nos dejaron marcas profundas, pero también nos mostraron la fuerza del espíritu humano y la importancia de la comunidad.

El agua se adentró en nuestras vidas, transformando nuestra rutina en una lucha por la seguridad. Sin embargo, gracias a la rápida acción de nuestro equipo y al apoyo incondicional de voluntarios, pudimos superar esta difícil prueba.

Cada uno de nuestros mayores demostró una valentía y una resiliencia que nos conmovió profundamente. Su capacidad para adaptarse a las circunstancias y encontrar momentos de alegría, incluso en medio de la adversidad, fue una lección invaluable para todos nosotros.

Pero Parqueluz es más que un edificio. Somos una familia. Y como tal, nos hemos apoyado mutuamente en este proceso de recuperación. Los voluntarios, las donaciones y el cariño de toda la comunidad nos han permitido reconstruir nuestros espacios y, lo más importante, recuperar la sonrisa de nuestros residentes.

Hoy, miramos hacia el futuro con esperanza. Parqueluz ha renacido más fuerte y unido que nunca. Seguiremos trabajando para ofrecer a nuestros mayores un hogar lleno de cariño y cuidados, donde puedan disfrutar de sus últimos años con tranquilidad y dignidad.

Agradecemos a todos los que nos han acompañado en este camino. Vuestra solidaridad ha sido fundamental para superar esta difícil situación.